jueves, 23 de febrero de 2012

Quiero llevar FE hasta Wiwilí


Centro Nehemías, a través del programa de Fortalecimiento Eclesial (FE), está compartiendo principios bíblicos para desarrollar iglesias más saludables. Recientemente, luego de un año de estudios, un total de 13 iglesias de la zona de Estelí y Ocotal, completaron el ciclo de talleres sobre 8 indicadores de salud de una iglesia saludable.

El hermano Miguel Castillo, pastor de la Primera Iglesia Bautista de Estelí, resume su experiencia con las siguientes palabras:

“Desde el principio, cuando nos presentaron los temas que se abordan en FE yo dije: ‘esto es para nosotros’. A veces, uno como pastor o líder, por falta de recursos no tiene acceso a capacitación con esta calidad, pero el equipo de la Iglesia, aprovechamos que Centro Nehemías trajo los recursos hasta nosotros y nos involucramos de lleno.”

“Yo, como parte de la directiva de mi denominación para la zona norte, quiero llevar estas capacitaciones hasta Wiwilí*; estoy seguro que los pastores de toda esa zona van a recibirlo con los brazos abiertos. Si Centro Nehemías quiere ir hasta allá, yo los acompaño, o si quieren enviarme a mí, yo voy a compartir estos talleres.”

¿Qué cambios ha observado en su equipo de liderazgo luego de participar en estas capacitaciones?
Pastor Miguel: Teníamos adormecida el área de servicio, algunos líderes se sentían tranquilos con solo ejercer sus funciones dentro de la iglesia y había poco trabajo fuera de las cuatro paredes, donde debe ser el principal radio de acción de la iglesia. Era difícil movilizar al liderazgo, yo recibía muchas excusas, pero ahora estamos viendo un despertar de la gente, esto ha despertado a muchos que estaban inactivos.

(Foto: Izquierda, pastor Miguel Castillo. Derecha, pastor Henry Cruz, facilitador del programa de Fortalecimiento Eclesial -FE)

¿Cómo sucedió ese despertar?
Pastor Miguel: Al inicio, cuando hicimos nuestro diagnóstico como iglesia, , nos dimos cuenta que estábamos mal, quedamos claro que teníamos muchos problemas, que teníamos un liderazgo de papel, que teníamos que hacer cambios en la estructura, incluso cambios en nuestra liturgia; nos sentíamos desaprobados.

Los 13 líderes que participaban conmigo, escucharon del Hermano Henry Cruz (Facilitador) que era necesario trabajar en equipo, que era hora de hacer algo. Esto me ayudó mucho porque yo sentía que la congregación estaba dejando la carga sobre mis hombros, me sentía frustrado. El liderazgo empezó a entender que ellos también debían hacer, debían trabajar. O sea, el estudio de estos 8 indicadores, ha despertado un interés por la vida de la iglesia.

¿Qué acciones han tomado en este interés de desarrollar una iglesia más saludable?
Pastor Miguel: Tenemos una escuela de liderazgo todos los jueves, ya estamos impartiendo los talleres que recibimos. Ya tenemos un plan por escrito, con metas, objetivos y actividades que vamos a desarrollar: reestructurar la comisión de evangelismo, buscar un maestro de música para mejorar el área de liturgia, vamos a dar clases de homilética y hermenéutica para fortalecer el área de exposición bíblica. Ya hay un equipo que está dándole seguimiento a los nuevos convertidos, a los amigos que nos visitan y a los que se reconcilian, también queremos tener un área de consejería. Uno de nuestros objetivos es involucrar al 90% de la membrecía en el trabajo de la iglesia según los dones que el Señor ha puesto en ellos.

*Wiwilí, municipio de Nueva Segovia –frontera con Honduras. A más de 270 kilómetros al noreste de Managua.




lunes, 6 de febrero de 2012

Ciudadanos del Cielo y del Suelo


Extractos del ensayo Los Evangélicos y la Transformación Integral
Por Dr. Israel Ortiz

De acuerdo a estadísticas recientes los evangélicos han crecido en Centroamérica, el norte y sur de México. La agencia de noticias EFE anotó que Guatemala ya no es más un ps católico debido al incremento de los fieles que se suman a las iglesias evangélicas (14-08-2009).

Algunos [ya] se jactan del crecimiento evangélico como una muestra del poder de Dios. Algunos se atreven a subrayar que Guatemala es la nueva Jerusalén de América.  Sin  embargo,  la  realidad  nos  muestra  que  esta  presencia  no  ha impactado  las  estructuras  sociales,  económicas,  culturales  y  políticas  de  la sociedad. Su influencia no se ha dejado sentir como debiera. Nos obliga a interrogarnos, ¿Por qué no hemos afectado las estructuras sociales de nuestros pueblos?

De acuerdo al desafío de Jesús, ser sal implica esencialmente, evitar la corrupción moral de la sociedad, implica proclamar el evangelio como la propuesta de vida que incluye todas las esferas de la vida humana. En alguna manera se podría afirmar que tenemos un saldo negativo en cuanto al ser sal y luz de las naciones.

Por ejemplo, desde el campo de la política de partido, algunas experiencias han dejado un sabor amargo. Políticos evangélicos pasaron de la marginación política a una participación abierta. Sin embargo, salvo honrosas excepciones, la mayoría ha pasado sin pena ni gloria en las instituciones del Estado. Todavía estamos a la espera de una presencia política evangélica que responda a los criterios del evangelio y un verdadero proyecto de nación.

En Antioquía se dio el nombre de cristianos a los dispulos por vez primera. Tenía un perfil multirracial, multicultural, y era diversa en lo social, cultural, económico y en cuanto a dones. Esta joven iglesia mostraba la vida en plenitud de Jesús: Tenía un espíritu evangelizador, sed por la palabra, preocupación social, adoración rebosante, vida de comunidad, trabajo en red, llena de carismas del Espíritu y una visión misionera mundial.

Hoy nos impele interrogarnos, ¿Reflejan las iglesias los principios del NT? ¿Q clase de iglesia somos? ¿Impactan su vecindario? ¿Se proyectan en la comunidad?  

La  iglesia  en  el  NT  es  tanto  una  comunidad  teológica  como sociológica. Tiene su origen en Dios, y se encarna en la realidad histórica. Ese pueblo de Dios  tiene sus raíces en Jerusalén o en Tesalónica. En otras palabras, somos ciudadanos del cielo y del suelo. No podemos abstraernos de la realidad social en la cual vivimos.

Es fundamental que los cristianos evangélicos asumamos el reto de ser agentes de cambio: Contribuir con la transformación espiritual y social de nuestros países. Esto implica revisar la presencia cristiana, replantear nuestra teología de la misión, y formar a las nuevas generaciones desde la plenitud del evangelio en Jesucristo: Somos llamados a ser una generación no sólo de protesta, pero también de propuesta según la ética y valores del reino de Dios.

Acceda al Ensayo completo: