lunes, 29 de junio de 2015

Dios ha sido fiel en Condega


Como educadora cristiana, el corazón de Gioconda se duele al ver a muchos de los jóvenes de su comunidad involucrarse con la violencia callejera o con las drogas, y anhela un cambio positivo para los estudiantes de su escuela y de todos los vecindarios de su ciudad natal Condega, Nicaragua.

“En mi mente y en mi corazón yo veo a esta ciudad con una juventud productiva, profesional, y sobre todo, al servicio del Reino de Dios,” expresa con esperanza.

Tanto Gioconda como el resto de su equipo de maestros del Insituto Denis Cáceres ven a la educación cristiana como un medio efectivo para que los jóvenes puedan superar sus dificultades. “Si nosotros podemos formar una sólida perspectiva cristiana en la vida de estos muchachos, no habrá ninguna necesidad de que el sistema legal intervenga en sus vidas,” comenta  Gioconda.

Pero en esta tarea de cultivar el cambio, el personal de este Instituto necesitaba un poco de apoyo y asistencia. En muchas ocasiones Gioconda se había topado con la pared de la escasez de recursos y el abandono por parte de las autoridades gubernamentales y otros actores en la ciudad. Hubo meses en que los maestros trabajaron sin recibir salario, pero continuaron siguiendo su sueño de una juventud restaurada.

“Nosotras (las maestras) dijimos, independientemente de que recibamos o no recibamos salario, nosotros tenemos un compromiso que no es con la directora Gioconda,” recuerda la profesora Arlen Blandón. “Nosotras tenemos un compromiso con el Señor para que estos muchachos tengan un buen futuro.”













Más adelante, Gioconda descubrió que ella no estaba sola en sus luchas. A través de una amiga ella escuchó acerca del Centro Nehemías, una comunidad de cristianos que están brindando apoyo a personas como ella que a diario trabajan por la transformación integral de sus comunidades. Con el apoyo de Centro Nehemías, Gioconda y su equipo empezaron una serie de reflexiones y entrenamientos sobre administración escolar, trabajo con familias desintegradas, discipulado a jóvenes en riesgo y otros recursos importantes que les proporcionaron un poco más de energías para cumplir con su llamado.

“Hemos visto cómo Dios ha tocado el corazón del Centro Nehemías para ayudarnos con las herramientas que nos hacían falta como maestros,” Añade Arlen. “Estas herramientas llegaron en el momento que más las necesitábamos,” conclye.

Una de las formas en las que Centro Nehemías pudo contribuir con el Instituto Denis Cáceres fue en su carácter de institución educativa que recibe a jóvenes en alto riesgo. Gioconda anhelaba fortalecer el corazón de su equipo para que ellos pudieran aceptar y trabajar con jóvenes provenientes de familias altamente desintegradas y los talleres con Centro Nehemías les ayudaron a comprender su llamado como agentes de la Gracia de Dios.


“Si otras escuelas no reciben a ciertos muchachos por causa de su historial de conducta, nosotros sí los recibimos,” explica Gioconda, “y los recibimos no solo por razones educativas sino por todas esas otras razones como la formación espiritual y la consejería,” detalla.