En Nicaragua tenemos refranes para todo. Algunos son muy cómicos, otros muy
severos, y otros difíciles de interpretar, tal como aquel que dice: “El buey
solo, bien se lame.”
El buey es una bestia de trabajo muy popular en Centroamérica y es también
un símbolo de trabajo duro, nobleza y fuerza. Pero otra particularidad de este
animal es que espera estar solo para cuidar de sí mismo. Hasta que está
tranquilo y solitario, por la tarde o por la noche, el buey recurre a su lengua
para sobarse la piel y lamerse algún golpe o herida que haya sufrido en el
cumplimiento de su labor.
Así que, este refrán “el buey solo
bien se lame” quiere decir que es preferible estar solo y, por uno mismo,
tratar de sobrellevar sus penas y hacer su trabajo. Se parece a otra expresión
popular que dice “mejor solo, que mal acompañado.”
“Pero este tipo de dichos y pensamientos nos pueden mantener atados,”
explicó Carlos Mejía, durante el acto de graduación de Agentes Juveniles de Transformación
que se realizó el pasado 5 de Octubre. “Yo crecí escuchando esos refranes y me
acostumbré a hacer las cosas solo, pero también a dejar que las personas
resolvieran sus problemas por su cuenta,” detalló Carlos, un leonés trabajador
del sector construcción y miembro de la iglesia Filadelfia.
Carlos Mejía, junto a otros veinte líderes, maestros y jóvenes de la ciudad
de León, participó en la serie de talleres “Misión Transformadora,” cuyo
enfoque es equipar a la iglesia local para servir a jóvenes y sus familias en lugares
difíciles.
“Estos cursos nos ayudaron a que se nos cayeran esas escamas de los ojos,”
agregó Carlos, “porque nos enseñaron que somos seres relacionales y que tenemos
que poner en práctica el amor y la misericordia con nuestro prójimo,” detalló.
Abigail Picado, por su parte, testificó de un nuevo proverbio que ha
logrado incorporar a su colección de dichos de fe, “a mí me gustó la frase que nos
aprendimos en el curso Salmos de la Calle: ‘La Gracia es como el agua, que
corre río abajo y reboza en los lugares más bajos.’ Por medio de esta frase yo
comprendí muchas cosas que no entendía de mi comunidad,” expresó esta líder y
maestra de Biblia. “Aprendí que sobre todo, hay que tenerle amor a esas
personas de nuestra comunidad, a que debemos relacionarnos con ellas y que
debemos ayudarles a entender el valor que tienen para Dios,” destacó.
Felicitamos a esta nueva generación de Agentes Juveniles de Transformación
y a sus facilitadores-replicadores Trinidad Juárez de la Iglesia Filadelfia y
Denis Cienfuegos de la Iglesia Belén. Ambas iglesias se están uniendo a la
danza del Espíritu en sus comunidades y aprendiendo a cómo trabajar de la mano
con sus vecinos para el bien de su propia ciudad.
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