Hultner Estrada
Lo que algunos jóvenes necesitan para triunfar, es solamente un poco de tiempo por parte de los adultos. La historia de Emily así lo demuestra.
Emily viene
de una familia de escasos recursos y de un hogar quebrantado por la
separación de sus padres. Como si esto fuera poco, la escuela
tampoco ha sido para ella un lugar satisfactorio, ahí le dieron la fama de "mala alumna", a causa de sus bajos promedios y sus
dificultades de aprendizaje.
Afortunadamente
el amor de Jesús ha alcanzado a Emily. Su sonrisa juvenil y la
esperanza de un futuro mejor está regresando desde que se unió a un
grupo de estudio bíblico muy particular. En este grupo, además de
encontrar apoyo espiritual, encontró ayuda para enfrentar una de sus
pesadillas escolares: la clase de matemáticas.
“Despues
que hablamos sobre la importancia de las buenas calificaciones como
una expresión de nuestra vida cristiana, así como de un medio para
la prosperidad futura, esta chica decidió que era hora de un cambio”
explica Scott McEwan, quien junto a su esposa Bethany, lideran este
grupo de estudio bíblico con señoritas que provienen de contextos
familiares difíciles. Scott además es ingeniero civil y Bethany es
maestra de profesión. Ambos decidieron apoyar Emily con sus tareas de matemática.
“Durante
la semana de vacaciones, ella llegó a nuestra casa cada noche,
caminando varios kilómetros, para estudiar matemáticas”, explica
Scott, “en una occasion llegó bajo la lluvia,” añade.
Esta
jóvencita de 14 años no solo ha ganado un gran dominio con los
números, también ha mejorado su autoestima al darse cuenta que es
capaz de resolver complejos problemas matemáticos y que además, le
gusta hacerlo. “Emily ha sido capaz de resolver ejercicios de
matemática más rápido que yo y que mi esposa” comparte Scott.
Recientemente
Emily cumplió otro de sus anhelos: tomar el sacramento del bautizmo.
En la imagen, Emily después de su bautismo. Le acompañan el Pastor
Rider Reyes (izquierda) y Scott McEwan (derecha).
“Oremos
para que el entusiasmo de esta chica se mantenga y se extienda a sus
otras materias,” dice Scott. “Oremos también para que los
miembros de su familia no la desanimen, pues este es un problema
cultural en Nicaragua: si alguien hace algo bien, entonces lo alaban
un poquito, pero si se equivoca en algo, le caen críticas en
abundancia,” observa.
Centro
Nehemías quiere agradecer al Señor por la vida de Scott y Bethany
McEwan y por su pasión para servir a jóvenes y familias que viven
en contextos difíciles. Durante los 12 meses que llevan sirviendo
como misioneros voluntarios en nuestro país, han compartido sus
talentos y recursos apoyando el trabajo de diferentes programas de
Centro Nehemías y del hogar de protección Casa Esperanza.
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