Por Manuel y Luz Urania Largaespada.
“El que madruga come pechuga… y el que
tarda, come albarda”, dicta un refrán muy popular y atractivo de nuestra
cultura nicaragüense. Y es muy atractivo porque todos queremos comer pechuga y
¡nadie quiere comer albarda! Las
diferentes culturas han resumido su experiencia financiera en pequeños refranes
y cada uno de ellos tiene una pizca de consejo para ayudarnos a encontrar la
paz financiera.
Hace unos días presentamos a un héroe de
las finanzas en la reunión de Red de Parejas Pastorales de Estelí; Agur hijo de
Jaqué, es un personaje desafiante que sacude los cimientos de nuestra filosofía
financiera. En el capítulo 30 del libro de Proverbios, Agur nos revela algunos
pasos concretos y prácticos para avanzar hacia la paz financiera, los que
fueron presentados como “los dichos de Agur”.
Durante el taller uno de los pastores compartió su
desastre financiero como consecuencia de su mal uso de las tarjetas de crédito,
y su recuperación siguiendo el consejo de Dios. Luego, una de las pastoras
compartió “En un momento difícil de
nuestra economía, empecé a hacer helados y a venderlos para ayudar a mi esposo
en el sostén del hogar, ahora nuestra iglesia ha crecido mucho, pero de vez en
cuando esa experiencia me sirve para consolar y orientar a otras hermanas que están
luchando por salir adelante”
Durante el resto del taller nos dedicamos a explorar
los pasos o más bien las huellas que dejó Agur en su camino a la paz
financiera. Este hombre empezó su camino, asumiendo su responsabilidad financiera con humildad, “Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y
débil, Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí
discernimiento humano” (Prov.30.1-2).
Agur no creía que se las sabía todas, ni salía por la
calle tratando de ser el más astuto, reconocía sus limitaciones humanas. Lo vemos abierto al aprendizaje, dispuesto al
cambio, sediento del consejo divino. A
partir de aquí Agur nos comparte una serie de consejos que los pastores de
Estelí han atesorado y decidido retener hasta que den fruto; son gente en
transformación.
Para finalizar Agur nos desafía a considerar el cuadro
completo de opciones y sus posibles consecuencias. Nos presenta tres caminos
financieros: el camino de la pobreza o escasez, el camino de la riqueza o abundancia y el camino de la suficiencia. Y
todo esto lo encuadra en una plegaria: “Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las
niegues antes de que muera: Aleja de mí la falsedad y la mentira; no
me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. Porque
teniendo mucho, podría desconocerte y decir: “¿Y quién es
el Señor?” Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar
así el nombre de mi Dios (Prov. 30:7-9)
Agur entendía que con las finanzas podemos honrar o blasfemar
el nombre de nuestro Dios, porque en el manejo de las finanzas reflejamos si
estamos sirviendo al Dios verdadero o a otros dioses. Es evidente que Agur ya ha decidido a quien
servir y honrar. El decidió ser feliz con el pan de cada día y disfrutar de la
paz financiera que esto conlleva.
Agur nos invita a hacernos ciertas preguntas:
¿Qué refranes de nuestra cotidianidad estamos
creyendo?
¿Cuál camino estamos comprometidos a transitar?
Qué bueno ha sido conocer a Agur y su estrategia para la paz financiera, y qué bueno ha sido contar con esta estrategia para cumplir con nuestra misión de bendecir a todas las familias de la tierra!
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